(padres)

16:29 4 Comments

Hay padres
que construyen
casas


Hay padres
que construyen
hogares


Hay padres
que construyen
personas



amén.



(A mis hijos)

Juan del Nuevo Mundo

(mi padre)

de un cuento, de un libro... así la vida

9:41 39 Comments


En muchos aspectos la vida y tú vida, se puede comparar con la historia de un libro, un libro en el que las personas que comparten contigo aportan a la construcción de nuevos capitulos; pequeñas historias que ayudan a estructurar la gran historia de tu transito por esta vida.

La lectura de este libro puede hacerse desde afuera como desde adentro lo que puede generar un conflicto, sin embargo, y a pesar de todo, creo que lo mejor será transitar las páginas leyendo de a poco, subrayando con lápiz rojo las líneas más destacables, releyendo los párrafos conmovedores y haciendo una pausa cuando el peso de la lectura te agobie; cerrar el libro, los ojos, relajarse y retomar la lectura más tarde.

Antes de leer la última página de un posible primer o tercer tomo, (uno nunca sabe en cual está) sería bueno levantarse, colocar el dedo índice entre las páginas, abrir la ventana y respirar ondo del aire frio que envuelve todo afuera. Tal vez así, y sólo así estés preparado para terminar esa historia que tanto tiempo te atrapó entre sus delicadas páginas.

AHORA QUE EL FUEGO SE APAGA

12:37 2 Comments

(un comentario desde afuera)

Lo que pasó el fin de semana no tiene ningún justificativo desde cualquier punto de vista. La incapacidad política llevó a instalar una Asamblea Constituyente de la manera más improvisada e inaudita posible. No es posible establecer un nuevo pacto nacional entre todos, mientras unos se meten en un cuartel a armar un rompecabezas sin contar con todas las partes. Los constituyentes no pueden hacerse a los sordos, mientras afuera hay gente que está luchando por introducir sus demandas en un nuevo texto constitucional. Al margen de quien, o quienes hayan empezado el debate de capitalidad, el tema es legitimo y ahora forma parte de la conciencia popular, no sólo de los oligarcas ni de las clases acomodadas.

Muchos estuvieron en las la calles, aguantando los gases, que luego se convirtieron en balines y por ultimo en balas y muerte, yo no, yo no estuve ahí; entre los universitarios, los padres de familia, y toda la gente de diversos estratos sociales que tomaron la ciudad. Sin embargo, eso no quiere decir que no me importara nada, eso no quiere decir que podría estar mirando cualquier programa en la televisión mientras tanto afuera se están matando. No busco justificarme ni mucho menos, yo seguía las noticias por la radio, y viendo las imágenes, estaba lejos de todo, muchos dirán desde la seguridad de mi casa, y puede ser verdad, estaba seguro, lejos de todo la conmoción. No obstante, lo que pasaba afuera sí me importaba, porque tendría que ser muy insensible para hacerme al desentendido cuando hay gente que está muriendo afuera. Afuera también estaba gente muy cercana a mí, ¿acaso no me preocupaba por ellos? pueden decir hasta que soy un cobarde por no acompañarlos, y en fin, pueden decirse muchas cosas...

Hoy lunes, cuando las cosas aparentemente se calman y la ciudad intenta curarse de sus heridas, quiero decir que el hecho de no haber participado de manera activa en las calles no implica que uno sea indiferente o insensible. Valoro a las personas que lucharon en las calles, y me compadezco de las familias que perdieron a sus seres queridos injustificablemente, ninguna muerte puede quedar impune. Tampoco creo en una nueva Constitución que no considere las voces de tantas personas que también son bolivianas. Reniego contra la miopía crónica de un gobierno (en el que yo creía antes) atragantado de poder, que dice ser parte de la cultura del dialogo y de la paz, cuando sin embargo, con claras muestras de absolutismo, promueve el enfrentamiento entre los bolivianos y no hace más que acrecentar los sentimientos de intolerancia y racismo entre los diferentes sectores de nuestro país.

Hay muchas preguntas que suenan en mi cabeza, y no encuentro respuestas. Nuestra historia nos demuestra que lamentablemente sólo cuando la gente muere, el gobierno escucha, éste parece no ser el caso.

LA FIESTA DE LAS ALMAS

17:43 3 Comments


¡Trago y comida gratis hermano!, no lo vas a creer. Me dijo emocionado el Pocho. Era la primera vez que yo iba ir a un K’anchacu y por lo que me contaba mi amigo, realmente era todo un acontecimiento.

Quedamos en vernos en la plaza a eso de la una. Yo llegué puntual. El Pocho ya estaba ahí, en un banco, ansioso esperándome. Antes de darme la mano o por lo menos decirme un hola, mi compañero me preguntó si había llevado mi cuchara. Le dije que sí, aunque pensé una y mil veces antes de andar por las calles con una cuchara en el bolsillo. Si bien él me adelantó que iba a comer como nunca antes, no creí que fuera necesario llevar cubierto. Pero en fin, para evitar cualquier inconveniente le hice caso.

Pocho al ver mi cuchara, contento me dijo que nos pusiéramos en marcha de una vez, rumbo a un barrio que para mi era totalmente desconocido.

Llegamos a la dirección; un montón de gente se agolpaba en la puerta. Eran muchos los que entraban, y los pocos que salían tambaleándose aferrados de una bolsa, adornaban sus desfiguradas caras una sonrisa de oreja a oreja.

Agarra valor, me aconsejó Pocho. Nos abrimos paso entre la multitud y entramos al zaguán. Antes de entender la situación, una señora nos tomó de los cuellos como a sus hijos y nos invitó una serie de pequeños vasitos con licores de todos los colores; son mistelas me informaba el Pocho, que hacia una serie de muecas antes de tragar el líquido al igual que yo. Pagamos la entrada explicó él.

Nos sentamos entre una de las muchas bancas preparadas para la ocasión y antes de comentar cualquier cosa, un balde de chicha con panala llegó a nuestros pies con una tutuma flotando en medio de la bebida. No había tiempo para charlar, los dueños del K’anchacu no dejaban que el balde se vacíe en ningún momento.

Antes de alcanzar la cima de mi borrachera, alguna mano divina me puso en las faldas un gran plato de Mondongo. Qué delicia, justo en el momento preciso. En ese instante le di la razón a mi camarada por la recomendación de la cuchara. Nosotros dos éramos los únicos que daban fin al plato con cuchara.

Entonces me puse a pensar que realmente era una locura que una familia decida mandarse tremenda comilona con farra incluida para un montón de desconocidos, a nombre de un familiar fallecido hace un año. Seguramente el pobre estará revolcándose en su tumba por el tremendo gasto con motivo de celebrar su triste partida. Le comenté lo que pensaba a Pocho. No te hagas lío hermano, así son estas cosas. Más bien, vámonos a otro K’anchacu, porque en este parece que ya se acabó la chicha, me contestó.

Antes de salir, una señora nos preguntó si no íbamos a rezar en la tumba que había preparado, Pocho le respondió que ya habíamos rezado tres veces. Era mentira. La señora nos miró resentida, mientras Pocho me jalaba del brazo para salir rápido del lugar.

Antes de cruzar la puerta de calle nos regalaron una bolsa llena de biscochuelos, T’anta wawas, rosquetes y otras delicias.

Así fuimos recorriendo los K’anchacus uno tras otro hasta quedar llenos de comida, mistelas y mucha chicha. Al final, borrachísimos decidimos recogernos.

Lo malo vino después. Durante toda la santa noche no pude dormir ni un minuto, tuve una serie de pesadillas horribles y además dolorosos retortijones en el estomago, que me hicieron pensar que estaba a punto de morir en la noche de Todo Santos.

Al día siguiente, destruido, le conté a la abuela que por primera vez había ido a los k’anchacus y que como consecuencia me encontraba en muy mal estado. Ella, antes que nada me preguntó es si es que había rezado para cada tumba. Le respondí que no, que con mi amigo sólo nos dedicamos a comer y beber sin distinción alguna. Esa es la razón por la que estás así, no es la comida ni el trago, me contestó ella. Las almas de todos esos difuntos se enojaron y te castigaron por tu falta de respeto.

Durante dos días más estuve con el estomago adolorido y las constantes pesadillas no me abandonaron. En algún momento de martirio llegué pensar que lo que mi abuela dijo podía ser cierto.

Pasó un año, y para el nuevo Todo Santos, me armé de valor y esta vez fui yo quien llevó a otro amigo a los mentados K’anchacus. Pero en esa oportunidad, lo primero que hice después de entrar a cada casa, fue rezar tres padres nuestros muy respetuosamente en la tumba de cada uno los visitados y después de ello, recién me dispuse a comer y beber con tranquilidad. La última vez, con mi nuevo acompañante, duplicamos el número de K’anchacus visitados y sin embargo, ya en mi casa, con las bolsas llenas de masas y el estomago satisfecho con los Mondongos y la rica Chicha, pude dormir en paz.

Ahora, cada 2 de noviembre alisto mi cuchara y visito las tumbas de los k’anchacus con devoción y pienso que la abuela no se equivocó y realmente tenía razón.

PLEASURE

16:04 2 Comments

No hay nada comparable con la experiencia de pasar del día a la noche en un par de segundos; la luz y el calor del día que se dejan atrás con sólo extender las manos al frente y abrir las cortinas que dan paso a la deliciosa penumbra. El Cine.

CASI FILOSOFICO

15:11 2 Comments


A veces te piensas, y cuando lo haces profundamente, te das cuenta que tu vida se va convirtiendo de a poco en una serie de anillos como los de el tronco de un árbol. Cada uno de ellos constituye una experiencia, que sin duda, cuando es la primera, resulta digna de ser recordada, sea buena o mala.

Pero cuando estas vivencias se van acumulando repetitivamente, llega un momento en el que paras el coche y te quedas con la mirada perdida, porque tienes la seguridad de que ya no estás yendo a ningún lugar, simplemente estuviste dando vueltas en círculos.

GERARDO

13:56 1 Comments


Sabiendo que los clientes llegarán pasado el medio día, Doña Lorenza abre el negocio a las diez de la mañana. Baldea el piso de ladrillos, que por el paso del tiempo han perdido su color naranja debido a las repetitivas “ch’allas para la Pachamama”, sin contar las veces que la mano incontrolable de algún borracho suelta la “tutuma” que ya no puede sostener, salpicando por doquier toda la chicha.

Doña Lorenza pone en orden las mesas y sillas, que pintadas de verde esperan resistir la juerga. Se dirige al cuarto oscuro de paredes de adobe. Hace una inspección para asegurarse que los cántaros estén bastante llenos para atender los requerimientos del viernes por la tarde.

Segura de que todo está dispuesto y en orden, la señora toma posesión de su trono y se dispone a esperar a la gente.

Como de costumbre, Don Mariano llega a las doce y cuarto, hora en que la radio transmite los avisos necrológicos que él no puede dejar de escuchar. Debe estar al tanto de los nuevos finados ya que ningún velorio podría estar completo sin su presencia. Existe otro factor importante que mueve a Don Mariano a llegar puntual al trabajo y es la cazuela de maní que Doña Lorenza siempre le hace esperar.

Don Mariano toca el órgano en las misas que se celebran en la Catedral. Los fines de semana trabaja para Doña Lorenza interpretando el armonio. Del primer oficio recibe como paga tranquilidad espiritual; del segundo, el derecho a tomar toda la chicha que su hígado pueda resistir, siempre y cuando la borrachera no sea un impedimento para que el armonio siga sonando. Sin olvidar, claro está, la deliciosa cazuela de medio día y los avisos necrológicos. Cualquier persona pensaría que este es un típico caso de explotación laboral, sin embargo, Doña Lorenza y Don Mariano se consideran un matrimonio feliz, feliz y sin hijos.

Durante la sobremesa los dos se ponen al tanto de los chismes de parroquia, y escándalos suscitados durante la última farra.

Poco a poco van llegando estudiantes universitarios que aprovechan el último día hábil para inaugurar los festejos de fin de semana. Qué mejor que dar inicio a los días de algarabía con buenas tutumas acompañadas de un campeonato de sapo. Son los más puntuales, los primeros en consumir y los primeros en abandonar malheridos y zigzagueantes el campo de batalla.

Parejas de compadres y comadres, acuden al lugar con el afán de abrir un paréntesis en la rutina de trabajo, labores del hogar y familia. Bailar y beber siempre sirven para olvidar.

También bohemios e intelectuales no pueden faltar a la cita del viernes, el ambiente criollo les ofrece una alternativa distinta para debatir y charlar sobre esos temas que sólo ellos saben.

Doña Lorenza, al ver que la gente está alegre y pide cada vez más chicha, ordena a Don Mariano que empiece a tocar, “Martirios”, la cueca que tanto le gusta. Las parejas no se hacen esperar, saltan de sus bancos y sillas para levantar el polvo con su zapateo. La señora los acompaña con palmas y el movimiento de su pollera.

A media tarde el recinto está en su apogeo, todos cantan y brindan, el patio de tierra y el salón han sido tomados por los bailarines.

Entonces, el viejo portón de madera se abre y deja ver la figura de Gerardo, el “k´ewa” Gerardo, apodo ganado debido a su inclinación sexual. Un gran bohemio, tal vez un poco extravagante para la década del cincuenta, pero sin duda todo un personaje.

Viste un pantalón oscuro de casimir inglés, un par de mocasines negros con taco ancho y cuadrado, cinturón de hebilla gruesa y camisa blanca de solapas anchas, que deja ver parte del pecho. Con pie firme avanza gallardo entre la multitud que se abre a su paso, llega hasta el lugar donde Doña Lorenza está apoltronada y quitándose el sombrero la saluda con una venia al estilo de la realeza. Gira sobre sus talones y se dirige a todos los asistentes, que se han quedado inmóviles: ¿Qué pasa muchachos?, ¡que siga la fiesta!

La invitación está hecha, el desenfreno y la alegría se reanudan.

Si bien las personas que conocen a Gerardo, sienten cierto recelo hacia su persona, también éste goza del respeto de los demás, debido a sus grandes dotes como bailarín y cantante.

Con la tutuma en la izquierda, Gerardo comienza a cantar a voz en cuello “El infierno verde”. Acompañando al armonio que toca Don Mariano, una guitarra sigue la melodía. El festejo tiene ahora un nuevo matiz; más femenino que masculino. Imposible negar que Gerardo lo hace muy bien.

Más tarde después de haber bebido una cantidad considerable de chicha, Gerardo, da un salto y se apodera de una de las mesas. Golpeando con energía los tacos, castiga la tabla con su zapateo. Todos le aplauden y gozan con el espectáculo, mientras él como si fuera un bailarín de flamenco, hace vibrar a su público.

Así pasa el resto de la tarde entre cuecas, bailecitos, mucha chicha y Gerardo.

Con el pasar de la hora, muchos se retiran porque la bebida espirituosa ya no puede ser ingerida y la embriaguez es exagerada; otros, cautos se recogen para evitar el galanteo de Gerardo. Los menos que se quedan, sienten mucho apego a la chichería y a Doña Lorenza, debido a que la señora, después de pasar la jornada bebiendo es invadida por un sentimiento de dadivosidad e invita chicha a los sobrevivientes para dar fin con lo último que queda en los cántaros. Bien vale la pena lidiar con el cortejo de Gerardo para poder acceder a tan apetitosa invitación. Está demás decir que de estos valientes, por lo menos uno resulta desaparecido en acción, porque el incauto es sustraído, secuestrado y llevado a los lujuriosos dominios de Gerardo.

Las celebraciones que se llevan a cabo en la chichería de Doña Lorenza, no difieren mucho una de la otra, las personas que se dan cita a la tarde de bohemia, con frecuencia son las mismas y por ende las aventuras y deslices de Gerardo son infaltables a la hora de los chismes. Siempre hay algo que comentar acerca de su vida. La gente dice que prefiere a los morenos fornidos y él lo afirma. En los días hábiles se lo puede ver transitando por las calles, con su delicado andar, la ropa elegante y la ilusión de conseguir algún nuevo amigo. Sin embargo, con frecuencia se conforma coqueteando a sus conocidos, claro que los fines de semana le va mucho mejor.

De repente desaparece, nadie da señas de él, ya no anda por las calles, en la chichería de Doña Lorenza se lo extraña. En los ambientes que frecuenta, todos se preguntan qué habrá sido de él, su paradero es incierto, ninguna persona puede asegurar si viajó o está muerto.

Transcurridos dos meses, un viernes, Don Mariano llega a la chichería, y como ya era habitual, Doña Lorenza le pregunta si sabe alguna noticia de Gerardo. Don Mariano asiente y le dice que un amigo después de misa le contó que el gobierno había ordenado a las fuerzas armadas arrestar a todas las personas de las que esté en duda su hombría, arguyendo que el estado Boliviano está formado por hombres y mujeres, no por maricas. Así, uno a uno los fueron apresando. Gerardo no pudo salvarse, sólo los prudentes que ocultaban sus tendencias sexuales.

Doña Lorenza, admirada por la noticia pregunta: ¿qué pasó entonces, dónde los tienen detenidos?

Don Mariano, resignado contesta que la orden decía que estos individuos debían ser castigados y eliminados, es así como los llevaron amarrados, con los ojos vendados en un avión de carga. Ataron una gran piedra a sus pies y los lanzaron uno a uno al fondo del lago Titicaca.

No estoy seguro de creer esta historia, pero al gran bohemio y bailarín, el “k´ewa" Gerardo, no se lo volvió a ver más.

EL LADO OSCURO DE LA BLANCURA

12:24 4 Comments


...Y uno quiere decir algo, comentar un libro, hablar de cine o algún aspecto de nuestra sociedad y su día a día. Tal vez escribir un cuento, sin embargo, la página en blanco te abofetea en la cara una y otra vez, se empecina y te encandila con su brillo, puro y blanco.

No hay obligación, no es un trabajo. Tal vez no deberías estar obstinadamente sentado en el rincón más oscuro del escritorio, con frío, rodeado de humo añejo, sentado hace más de una hora contemplando el monitor. Mientras, afuera es domingo, hace sol, los pájaros cantan y el aire es puro. Sí, lo más fácil sería mandar todo al diablo, apagar la computadora y salir. No hacer nada, no decir nada, no escribir... Pero ¿cómo atrapar y amarrar a ese gusano impertinente que atraviesa como un loco de un lado a otro tu cabeza? Sabes que seguirá molestando hasta que regreses, enciendas nuevamente la computadora y te enfrentes una vez más con la blancura de la hoja y asumas el teclado como único armamento en una batalla contra el vacío, tu propio vacío.

Parece que sigues en el medio, en medio de la nada, no escapaste ni tampoco te quedaste por completo, el brillo de la pantalla parece cada vez más intenso.

En la cabeza persiste el movimiento del gusano que parece convertirse en crisálida con el primer párrafo que se dibuja en el encabezamiento, quién sabe, probablemente al poner el punto final, llegue a ser una mariposa.

Hay una especie de alivio en el ambiente, el humo que te envolvía se disipa, deja pasar una luz breve. Diste el primer paso, sin embargo, desandas el camino para leer lo que escribiste. Humo y oscuridad de nuevo; no te gusta el texto, no es una buena entrada, no te llevará a ninguna parte, lo borras.

Después de haber permanecido por mucho tiempo frente al monitor, te das cuenta de que ya no se trata solamente de una página en blanco, no. De a poco y por efectos inexplicables la pantalla se va convirtiendo en un espejo. Es el momento critico, el punto de inflexión entre el silencio y el desbordamiento de ideas y pensamientos. La balanza puede inclinarse a cualquiera de los dos lados: Escribir sin parar: las palabras son más rápidas que los dedos en el teclado; todo está armado en tu cabeza y simplemente debes trascribirlo antes de que pierda su efervescencia. En el caso de que pierdas el rumbo, te darás cuenta de que paulatinamente tu reflejo se va desvaneciendo para dar paso a la imagen del monitor que deja de ser espejo. La blancura regresa y realmente estás perdido.


Se que esto de la imposibilidad de escribir, no es nuevo, muchos de los que están en el oficio artesanal de entretejer palabras lo saben bien. Es realmente duro y frustrante no poder soltar en párrafos o versos todo lo que uno quisiera decir.

Cada uno experimenta y enfrenta de forma distinta a la pantalla o la hoja en blanco. Sin embargo, creo que en todos hay algo en común y es la necesidad de expresión. De todas maneras, pienso que es importante intentarlo, hacer de la escritura un ejercicio, una ceremonia intima de liberación.

LOS TRANSFORMERS DE SPIELBERG

18:29 1 Comments


Antes no habían muchas series de dibujos animados y las tardes se constituían en el espacio para su difusión a través de contados canales de señal abierta en UHF... o era VHF?... ¿qué significan estas siglas?... ahora con la televisión por cable seguro que nada.

En fin, lo importante es que las caricaturas de esos años marcaron nuestra niñez con personajes como Pantro de los ThunderCats, Snoopy, los Halcones Galácticos, Brave Star, G.I.-JOE, El Capitán Futuro y otros tantos que en más de una oportunidad, reunidos con los amigos, nos provocan nostalgia y sin más nos ponemos a entonar la variedad de canciones que servían de banda sonora a estas caricaturas.

Dentro del grupo de antiguas caricaturas, destacan los Transformes, una serie animada que a lo largo de su historia nos demostró que los automóviles, aviones, trenes, insectos, dinosaurios y las grandes maquinas de construcción, podían ser algo más que creaciones del hombre y la naturaleza. Con dotes robóticos y bajo la constante dicotomía entre buenos y malos nos atraparon frente al televisor durante mucho tiempo.

Los últimos años la industria de Hollywood ha estado empeñada en resucitar antiguos iconos a través de la adaptación. Pienso que este renovado interés en producciones a partir de historias y personajes pasados, puede tener tres causas principales: una, la crisis actual del mundo de las caricaturas; ahora hay tantas que resulta difícil (al margen de los Simpsons, que gusta a niños, jóvenes y adultos) identificar una serie animada que determine y caracterice con claridad a las nuevas generaciones; dos, los fanáticos y seguidores de diferentes héroes empolvados por el paso de los años, se constituyen en un mercado potencial para la industria cinematográfica y tres, un tema asociado al anterior, el problema de los héroes de hoy. Parece que los viejos héroes ya llegaron a cubrir todos los requerimientos y necesidades de la desprotegida humanidad. Ahora es el tiempo de los antihéroes.

Volviendo a los grandiosos Transformers, recuerdo que el año pasado, un amigo me contó que Steven Spielberg estaba a cargo de recrear el fantástico universo de los Transformers adaptado al cine. El solo hecho de imaginar las batallas entre los Autobots y los Decepticons en imágenes de alta definición y animación en 3D, era algo por lo que uno no podía esperar. Seguramente Spielberg sacará algo espectacular - pensé.

Sinopsis

Instalaciones militares estadounidenses en medio oriente son repentinamente atacadas por increíbles robots, ello provoca una serie de investigaciones a cargo del gobierno, mientras tanto, Sam un típico adolescente americano, recibe de regalo de cumpleaños un Chevrolet Camaro del año 76. Sam quiere conquistar a Mikaela, la chica más linda del colegio e intenta utilizar su anacrónico vehiculo para impactarla. En el proceso, Sam descubre que su regalo de cumpleaños es algo más que un simple auto, el viejo Chevrolet resultó ser Bumblebee, uno de los Autobots, que se pone en contacto con sus demás camaradas a quienes los humanos llegan a conocer y hacer amistad con ellos.

Los Autobots están comandados por Optimus Prime y su misión en la tierra es encontrar el "Allspark” (La chispa vital) antes que sus enemigos los Decepticons. Es así que la disputa entre Autobots y Decepticons desencadena una serie de conflictos en los que intervienen importantes funcionarios de gobierno, equipos de investigadores de alto nivel, militares, fuerzas especiales y entre todos ellos: Mikaela y Sam.

Cosas que criticar.

La caracterización del personaje de Sam llega a ser pueril; si bien es un adolescente y como tal tiene una fuerte carga de superficialidad, a lo largo del film se le otorga mucho protagonismo. Él, su familia y las cosas que hace por conquistar a Mikaela acaparan gran parte de las escenas, lo que hace pensar que los guionistas llenaron espacios de la trama con situaciones superfluas que caen dentro de los típicos clichés de las películas yanquis.

Por otro lado, está la imagen del poder bélico militar de los estados Unidos, que se refleja constantemente a lo largo de la historia: su armamento, organización política militar, vanguardia tecnológica, control supremo del estado y su mega aparato burocrático, etc., etc. todo ello no hace mas que saturar la película con demostraciones innecesarias del poder del imperio.

En cuanto a los Transformers en si, hay algunas contradicciones con respecto a la antigua historia de los 80, puede tratarse de adaptaciones a nuestro tiempo, como el hecho de que Frenzy, el espía de los Decepticons, en la película ya no se trasforme en una radio con casetera, sino en una versátil radio portátil ovoide con lector de discos compactos, sin embargo, hay cambios innecesarios como es el caso de Bumblebee, que era reconocido por transformarse en una peta modelo 70, y ahora se trata de un coche deportivo de la misma época, lo que cae nuevamente en la imagen exagerada del americanismo.

Algo que tampoco convence es que ahora los robots eligen el vehiculo que desean reconfigurar como robots, es decir que Optimus Prime es un trailer simplemente porque un trailer estaba pasando por ahí, le gusto al personaje, así que lo eligió como modelo.

Megatron por otra parte, perdió muchas de sus características físicas, en cambio Prime se mantiene con las formas de antes.

Destaca.

El hecho de que Spielberg haya producido la película hace mucho, pienso que su participación salvó al film de no pasar desapercibido entre el publico. Son los efectos especiales donde radica el potencial de Transformers. Las batallas y escenas acompañadas de buenos efectos de sonido hacen que la atención no se pierda debido a otras falencias.

Conclusión.

Transformers intenta reposicionar en la actualidad una serie de dibujos animados y juguetes que influyeron a generaciones de niños y jóvenes hace más de 20 años, si bien se adapta a las tendencias y nuevas tecnologías, no logra impactar como la sencilla serie animada en 2D de los años 80, cuando la voz de Optimus Prime ordenaba: Autobots transfórmense y avancen...

En todo caso la puerta está abierta, el film deja bastante claro que se pretende iniciar una nueva saga como se acostumbra en las producciones millonarias de Hollywood.

Esperemos que los siguientes episodios consigan llenar el vacío que trajo el primer intento, porque sino, tal vez lo mejor hubiera sido dejar que estos robots sigan luchando en nuestra memoria.

ESE LUGAR

13:53 1 Comments


Ya te habían hablado de ese boliche, te contaron muchas cosas de él, que es el más popular de todos, el único que supera a Mc. Donald’s en sucursales. Que ésta taberna se halla en todos los países del mundo, absolutamente en todos. Abierto al público en general, que no se reserva el derecho de admisión.

Un ambiente donde puedes beber cualquier cantidad de tragos a precios muy bajos. Un espacio en el cual se mezclan noctámbulos de diversos tipos y tendencias; hombres y mujeres, policías y maleantes, incultos y eruditos, lesbianas y homosexuales, amigos y enemigos; todos se dan cita en este bar a cielo abierto.

Beberás toda la noche cómodamente, al lado de tus camaradas bohemios. Y al final no importará cuan elevado sea tu índice de alcoholemia, no habrá mastodonte bien uniformado que se dirija a ti de buena o mala manera para insinuarte que ya estás demasiado borracho, que debes desalojar el recinto, no.

El bar es tan grande que si gustas, o si es que en realidad las piernas y el conjunto de tus músculos, están demasiado atrofiados debido a los hechizos causados por el Dios Baco, pues sencillamente puedes apoltronarte en uno de los muchos asientos cómodos para que, anestesiado y cubierto por el pesado sueño, puedas recibir los primeros e inoportunos rayos del enemigo de la noche y por ende del bar.

Despertarás amodorrado y confundido. Los constantes latidos de tu cabeza te harán pedir perdón por tu euforia alcohólica. Primero verás aclarase la figura de tus pies, y seguramente no recordarás en qué momento te quitaste los zapatos. No lo sabes, sin embargo, ahora, con la imagen clara, ves tus pies descalzos, un poco morados debido al frió del pavimento.

Tus sentidos, empiezan a reaccionar de su letargo, te transmiten la crucial información de que si no haces algo rápido sufrirás un letal ataque de hipotermia, debido a que, al igual que los zapatos, tu pantalón y chamarra también desaparecieron misteriosamente.

El sol, que podría ser tu aliado contra el frío, parece haberse puesto en tu contra e ilumina con tanto brillo que no puedes mantener los ojos abiertos por mucho tiempo.

Entonces, te das cuenta de que tus colegas nocturnos, quién sabe por qué cósmicas razones se trasformaron, y la juventud que lucían por la noche les duró sólo eso, la noche. Y es que con la mañana parecería que se cargaron unas décadas encima. Porque las brillantes ropas que usaron por la noche, con la mañana se convirtieron en delantales y sus cigarros, en impetuosas escobas que barren sin parar. Estas personas, ahora absolutamente desconocidas para ti, no dejan de mostrar su arrebato por tu desnudez y balbucean algo entre dientes, consideran que tu cuerpo arrinconado en un ex sillón, (ex, ya que al igual que todo, se trasformó en un sucio y frío umbral de portón viejo) no les permite terminar su labor.

Es así que te preguntas dónde están tus amigos y piensas que al igual que todos los demás, ellos también sufrieron algún tipo de morfosis, y ahora pasan por tu lado, a paso rápido, bien peinados y cambiados dirigiéndose a trabajar.

Decides que ya es suficiente, que ya no eres bienvenido a esas horas en la cantina. Haces un esfuerzo sobre humano y tambaleándote logras ponerte en pie. Ya vas entiendo lo que pasó y te das cuenta de que lo mejor es que tomes un taxi lo antes posible, lo malo es que ninguno se detiene. Claro, quién querría llevar a un borracho en calzoncillos y polera, con qué pagaría la carrera, si las gárgolas nocturnas se apoderaron de todo lo valioso que poseía. Al final, un chofer, el más confiado, o tal vez el más humano para e incluso te ayuda a subir al vehiculo.

Con mucha dificultad pudiste dar las referencias de tu casa y después de muchas vueltas, por fin distingues la puerta. Tu hermana paga la deuda y después de agradecerle mucho al taxista, te guía hasta tu cama vociferando mil disparates.

Cuando despiertes, y estés conciente de todo lo que pasó, seguramente te pondrás a escribir lo acontecido como una forma de recordar y tal vez empieces así: Existe un boliche, el más popular de todos... la calle.

MEJOR LLAMAR AL ESPECIALISTA

9:09 8 Comments


Cuando llegué esa noche a mi casa, no tenía la menor idea de lo que me esperaba: Abrí la puerta, y mecánicamente oprimí el interruptor de la luz pero el foco no encendía. Intenté un par de veces más y nada. Todo parecía indicar que el foco se había quemado, sin embargo, no me preocupé porque sabía que tenía otro de repuesto.

En la oscuridad fui a buscar una vela, y con su ayuda pude llegar a encender las luces del piso de arriba y así encontrar la bombilla nueva.

De nuevo, abajo, a la luz de la vela acomodé una silla para sacar el foco quemado.

El problema comenzó cuando tuve dificultades para girar el foco. Estaba muy duro, como soldado con el soquet. En el tercer intento, el vidrio de la bombilla se rompió por la presión. Afortunadamente tenía puesto un guante que protegió mi mano de cualquier corte.

Ya sin ninguna forma de agarrar el foco, tuve que improvisar. Es así, que con la punta de un desarmador intenté hacer girar la rosca del foco desde adentro. Cuando daba señales de que los restos del foco estaban cediendo, la punta del destornillador se me resbaló y chocó con la base del cono, provocando un destello plateado que me hizo caer de silla.

Me puse de pie y luego de recuperarme del susto, me di cuenta que en el piso de arriba, al igual que en el de abajo, todo era oscuridad. Había provocado un corto circuito.

Al principio pensé que no era nada grave, nada que un electricista no pudiera solucionar. Sin embargo, estaba equivocado, porque sentí un olor de cables quemados por toda la casa, pero eso no era nada comparado con el humo que provenía del piso de arriba. Preocupado, no entendía porque las cosas se estaban poniendo tan mal.

A tientas, me dirigí al segundo piso para ver de dónde provenía el humo. Con dificultad llegué al cuarto y lo primero que vi fueron las cortinas que estaban incendiándose desde la base.

Asustado me dirigí al baño en busca de agua. Al igual que toda la casa, también estaba en tinieblas. Tratando de recoger un bañador del piso, me golpee la frente con el borde del inodoro provocándome un dolor agudo que atravesó mi cabeza hasta llegar a la nuca. Atontado, llené como pude el recipiente y regresé al cuarto, pero justo antes de alcanzar la cama, como maldecido por los dioses, tropecé con la alfombra: el bañador saltó de mis manos salpicando todo menos el fuego, mi quijada chocó con el filo del catre, y tanta fue la desgracia, que no sólo mi mandíbula se dislocó, sino que además me mordí la lengua casi hasta el punto de partirla en dos. Grité una sola vez y con mucha fuerza, pero aunque quería seguir gritando no solo de dolor sino también de rabia, no podía hacerlo, porque mi mandíbula no se movía, simplemente colgaba y mi lengua no paraba de sangrar. Gemía.

Mientras tanto el fuego consumía todo lo que encontraba, me arrastré hasta el baño y cubrí mi lengua con papel higiénico intentando detener la hemorragia. Busqué otro recipiente para aplacar el incendio, pero el humo ya ahogaba toda la casa. Creo que cuando intentaba volver al cuarto con más agua me desmayé.

Gracias al llamado de algún vecino, los bomberos pudieron rescatarme con vida. El resultado de todo fue que yo terminé con varias quemaduras de diversos tipos, tengo problemas de pronunciación y mi mandíbula no pudo volver por completo a su antiguo lugar. De mi casa no quedó prácticamente nada de valor, y además no estaba asegurada.

Desde entonces, mi vida cambió. Estoy reconstruyendo mi casa, bueno, en realidad no yo, porque ya no muevo un dedo por iniciativa propia. Me volví un adicto-dependiente de las otras personas, pero más de sus oficios: médicos, ingenieros, aseguradores, carpinteros y sobretodo electricistas.

SUCRE´S NIGHT

19:57 1 Comments


Es cierto que la vida nocturna de nuestra ciudad no genera un movimiento a gran escala, sin embargo, se puede apreciar que en los últimos años se han estado abriendo nuevos espacios dedicados al goce nocturno.

A grandes luces, la bohemia de Sucre parece reducirse a los cafés, discotecas y pubs que se encuentran en el centro de la ciudad. Pero si colocamos el movimiento nocturno bajo la lupa, nos percataremos de que en realidad hay un pequeño universo formado por varios círculos donde las noches capitalinas transcurren.

Hay que reconocer la existencia de dos escenarios opuestos donde la bohemia se reúne: uno, el oficial, constituido por todos los boliches que se encuentran principalmente en el centro; y otro, el under (por así llamarlo), que es el conglomerado de espacios que no forman parte de los circuitos de diversión establecidos. Son dos segmentos que se diferencian claramente por el tipo de mercado al que están dirigidos.

La vida nocturna oficial, está conformada por el colectivo de boliches que pagan impuestos, tienen licencia de funcionamiento, etc. es decir con todo en orden, o casi en orden.

La cara oficial de la movida nocturna de Sucre, está dada por la actividad que se desarrolla en la calle Nicolás Ortiz. En una sola cuadra encontramos más de cinco de cafés y pubs, que en cierta forma manejan el monopolio de la recreación nocturna en la ciudad. Tener un boliche en la Nicolás Ortiz, significa acceder a un segmento que se reconoce entre sí por estar dentro de un circulo social distintivo.

A medida que nos alejamos de la plaza, los boliches son más dispersos, las tarifas bajan, y por ende la gente que acude a estos lugares, difiere de las que concurren a la calle de los cafés. Estos otros boliches son variados, la mayoría pequeños y tratan de tener alguna característica que los diferencie.

Pero lo oficial es conocido, inclusive aburrido y por ello no vale la pena profundizar en el tema. En realidad, lo interesante está en la vida noctámbula que se genera en los diferentes rincones de nuestra urbe, que para la mayor parte de la gente resulta desconocida.

Entre lo oficial y lo under se puede situar a la calle. La calle como un espacio transitorio de bohemia. Transitorio por estar a disposición del publico sólo en determinados horarios. Abierto desde tardes horas del anochecer hasta que los primeros rayos del sol brillen en el horizonte.

La calle es un escenario generalmente aprovechado por la juventud estudiantil de Sucre, que, al no contar con las posibilidades económicas de costearse una farra en un local, o después de no haber llegado a satisfacer completamente sus deseos etílicos, considera a la calle como la mejor alternativa para beber un poco más. Asumiendo por consiguiente diferentes riesgos, como la posibilidad de ser cargado por una patrulla de policías, pelear con otros bebedores callejeros o simplemente embriagarse hasta quedar dormido en una puerta cualquiera, y despertar en el mañana casi desnudo.

Lo under se da en lugares medio camuflados tanto en el centro, como en los barrios periféricos de la ciudad. Se constituye en una realidad que la gente prefiere obviar, pasar de lado, disimular y hacerse a la desentendida. Sin embargo, no se puede negar que el alcohol forma parte de la dinámica social, sobre todo en los países latinoamericanos; y en Bolivia con mayor razón, cuando cualquier motivo es bueno para destapar una botella.

“La curva” es el nombre de un bar que se encuentra justamente en una curva. Este boliche como otros que se ubican en el barrio de Surapata, componen un escenario que nos muestra una cara diferente de la vida nocturna de la ciudad.

Pero hay más, bares como “El Veneno”, “El Averno” y “El Siete Machos”, entre otros, que con sus sugestivos nombres, nos dan un referente acerca de lo que nos pueden ofrecer, también forman parte importante de la otra bohemia. Muchos de estos bares recién inician sus actividades a las cuatro de la madrugada, otros, como “La Curva” están abiertos las 24 horas del día.

Escritores como Jaime Saenz y sobre todo Víctor Hugo Viscarra desnudaron a la ciudad de La Paz de noche, para mostrarnos la otra La Paz en su más cruda realidad.

Al parecer, no sólo los paceños tienen su bohemia under. Aquí, en la culta Charcas, también existen lugares en los que lo único que importa es chupar.

Para nosotros, la gente común, hacer una incursión en estos territorios puede resultar ser una especie de viaje turístico a lo violento y lo truculento. Mejor no llevar ningún equipaje. Lo único necesario será contar con una garganta de lata y un hígado de acero.

Beber en lugares así implica dejar a un lado la moral y todos los preceptos religiosos. Será mejor olvidar algunas cosas como el estatus o incluso la identidad. Es bueno cambiar el nombre propio por algún apodo o chapa que vaya con el ambiente, algo así como: “El Plaga”, “El Rufián”; tal vez “El Silencio”, de esta forma, uno se podrá desenvolver con mayor comodidad entre la variedad de personajes que habitan estos paraísos infernales.

Todos los bebedores conforman un solo conglomerado, donde lo que verdaderamente importa es beber hasta perder la conciencia y algunos incluso beberán hasta morir.

Podemos decir que ambos escenarios, el under y el oficial son mundos paralelos. Ambos se repelen, y se niegan. Son fruto de hechos sociales; son los lugares donde las personas buscan encontrarse con sus semejantes, para bien o para mal.

Este ha sido un pincelazo de los segmentos más importantes que conforman una noche típica en nuestra urbe. Es indudable que hay un mundo oscuro y complejo para seguir explorando. Está parcialmente escondido, mimetizado entre lo oficial y sus prácticas de moralidad y buenas costumbres.

Hay un lugar donde las personas que deciden entregar sus almas al Dios Baco, pueden ofrendarse noche tras noche. A ellos les pertenece el reino de la otra bohemia.


Así, en las noches de Sucre, noches de amor, brilla la luna con esplendor... y debajo?

HARDCORE NOBEL

15:11 1 Comments


Como otros tantos Premios Nobel de literatura, (sobre todo los últimos) Elfriede Jelinek (Nobel 2004), se suma a la lista de escritores desconocidos y extraños para la mayoría. Sobre todo considerando el hecho de que la promoción y distribución de libros en nuestro medio no tiene mas alternativa que aprovechar alguna que otra feria itinerante, que no siempre llega a cubrir las expectativas de los lectores. En fin...

Volviendo a Jelinek, confieso que yo también formaba parte de la otra lista, la de los lectores que desconocen a esta escritora austriaca. Debo decir que me decidí a comprar este libro, no por el rótulo de Premio Nobel, sino mas bien por el sugerente titulo: “Deseo”.

Tal vez esperaba una lectura con tintes eróticos, nada muy provocador. Pensé esto basado en el prejuicio de que siendo una novela galardonada por la Academia, seguramente no se trataría de algo muy radical. Qué equivocado estaba.

Gerti es una mujer casada con el director de una fábrica de papel. El matrimonio tiene un pequeño hijo. Son la familia más acomodada de un pequeño pueblo ubicado en Europa central. Hasta aquí todo parece normal, sin embargo, a medida que se van leyendo las páginas, uno se percata del conflicto que se desarrolla en este hogar. El hombre es el prototipo de jefe de familia; sólo él puede trabajar, lo que le confiere un poder absoluto sobre las decisiones de la casa. Es un burgués que vive muy bien, pero está lleno de frustraciones y temores. Son estos sentimientos los que guían sus instintos y despiertan el animal que habita en él. Es un animal que tiene por víctima a su esposa y es el cuerpo de su mujer donde puede despabilarse a su antojo.

El niño está presente en casi todos los cuadros obscenos, el pequeño no entiende bien lo que ocurre, pero sabe que las imágenes que pasan una tras otra ante sus ojos, nos son normales. El pequeño no puede hacer nada, sus padres condicionaron su silencio y complacencia con regalos y otras gratificaciones.

A la larga, Gerti intentará escapar de este infierno de ultraje y dominación. Un joven amante parece ser la oportunidad para cambiar de vida. No obstante, todo resulta ser un espejismo. La cruda verdad la abofetea una y otra vez, ya que el drama que tiene lugar en las cuatro paredes de su hogar, no es más que una pequeña réplica de lo que se repite en otras relaciones afuera.

La novela considera el aspecto socioeconómico como un factor que influye en la caracterización de los personajes. En el caso del director, su buena situación económica, le brinda las condiciones adecuadas para poder satisfacer todos sus deseos. Él es un dictador, controlando el mundo que lo rodea. Mira a sus empleados como a gente inferior, gente que debe trabajar mucho y dormir poco: “Un día de diversión se lo toman los pobres y los ricos, pero por desgracia los pobres no se lo dan a los ricos”. De todas maneras, con algunas diferencias, el placer también está al alcance de los de abajo: “incluso a los más pobres se les concede el placer de las hembras pobres”.

“Deseo” lleva al límite la narrativa que aborda los temas sexuales. Es como una reconstrucción del hardcore típico de las películas XXX, adaptada al ámbito literario. Pero no se me malinterprete, no se trata de una simple descripción gráfica saturada de morbo y sexo duro sin sentido. Cada escena que se desarrolla en “Deseo” es fuerte no hay duda, pero es fruto de un contexto muy complejo que marca cada acción.

Jelinek apuesta por la ficción de la novela para desenmascarar los conflictos sexuales de una sociedad posmoderna. Una sociedad en la que el acto sexual no puede reducirse simplemente al coito, ya no basta. Hay un vacío que debe llenarse con perversiones y oscuros deseos.

“Deseo”, además implica un desafío para el lector, ya que no se trata de una escritura con un hilo conductor lineal. Es, en conjunto, una especie de álbum donde algunas fotos están bien enfocadas y otras no. Cada imagen revela diferentes aspectos de una trama sexualmente violenta. Fotografías que pueden pasar por radiografías. Todas ellas con una nota al pie, que mordazmente cuestiona nuestros paradigmas de moralidad, la aparente liberación sexual y los mecanismos de poder, basados en un machismo recalcitrante. “Todo debe ser eterno, y además poder ser repetido con frecuencia, dicen los hombres, y tiran de las riendas que un día su mamá sujeto con cariño”.

Sin duda la historia y el entorno han delineado el imaginario de mujeres y hombres: “Las mujeres, alimentadas con esperanzas, viven del recuerdo, los hombres, en cambio, del instante que les pertenece”.

Elfriede Jelinek reflexiona sobre el papel de la mujer en la sociedad, basándose en su desempeño sexual, la forma en que puede ayudar a hacer más habitable el mundo de los hombres y, además, el estigma de tener que parir con el objeto de preservar la especie... “El indómito sexo de la mujer parece como carente de un plan preciso, ¿y para qué se emplea? Para que el hombre pueda dedicarse a la naturaleza. Pero también para los hijos y nietecitos que de algún sitio quieren venir (...)”

“Deseo” no se constituye en un libro panfletario, que induce a las mujeres a tomar cartas en el asunto y promover una nueva revolución feminista. En todo caso, la letra de Jelinek, alza los velos que encubren la hipocresía tanto de hombres como de mujeres. Con palabras simples destapa la cacerola para que, pasados los vapores, nos percatemos de que la comida está completamente quemada. Entonces, implícitamente propone dos opciones: podemos comerla y aguantarnos el mal sabor o tirarla a la basura y cocinar todo de nuevo.

Todo parece indicar que los tabúes en materia de literatura se van quedando atrás y que, además, hay espacios oficiales que se están abriendo, poniendo atención a expresiones que de a poco están sacando a la luz nuestros percudidos trapitos. Cambiar y corregir es la tarea que nos espera, mientras tanto, algunos escritores como Elfriede Jelinek relatarán que:

(...) Este hombre se ha vaciado dentro de la mujer, (...). Encorvado en posición reglamentaria de salto, el director sale de la mujer, dejando sus derechos. Porque pronto la trampa de las labores domésticas volverá a atraparla, y la devolverá allá de donde vino. Falta mucho para que se ponga el sol. El hombre se ha vertido jovialmente, y mientras el fango sale de su boca y de sus genitales, va a limpiarse los restos del pastel gozado.

JUEGO DE NOSTALGIA DE JUEGO

10:16 1 Comments


En algún momento de nuestro diario vivir nos detenemos. Por un instante dejamos de lado nuestras preocupaciones y la rutina que copa los minutos de nuestras cada vez más atareadas y preocupadas existencias. ¿Que pasó? ¿Por qué? Probablemente estemos sufriendo un imprevisto ataque de nostalgia.

Ayer caminaba por el barrio en el que pasé mi niñez: las calles eran las mismas, sólo que ahora con más tráfico. Las casas sufrieron cambios y adaptaciones, la mía no fue la excepción. Todo esto no me sorprendió para nada, sino el vacío en la calzada, en la acera, en todo en barrio. Sí, había autos y peatones, pero ningún niño, lo que significaba que el vacío estaba presente.

Creo que inconcientemente esperaba encontrar a muchos pequeñuelos jugando y riendo, tal y como yo lo hacia en las tardes de ocio. Entonces me pregunté donde estaban, si esa ya no era hora de clases. Si por efectos de crecimiento poblacional, se supone que hay cada vez más niños que los que había cuando yo era un infante.

Mientras me iba alejando de mi antiguo barrio, seguí conjeturando los motivos de esta extraña ausencia. Me di cuenta que ahora es raro ver jugar a los niños en lugares públicos, el fenómeno no sólo se da en mi viejo barrio, sino en la ciudad en su conjunto.

Lejos ya, en mi casa (la nueva), recordé que nosotros, los niños de mi época, jugábamos en la calle, en las plazas o parques porque era más divertido que estar en nuestros hogares. Pero la base de este hecho, radicaba en los juegos mismos. Y es que antes uno no necesitaba más que la imaginación, juguetes sencillos, o algunos materiales de desecho, pero eso si, lo más importante, un grupo de amigos para pasarla bien. Esos días lamentablemente ya son historia.

¿Quién recuerda la pelota quemada?; ese juego tan movido en el que uno debía esquivar una pelota de trapo, que en la cabeza de un niño parecía estar envuelta en fuego ardiente. O el “Ángel mío”, que nos regalaba las primeras nociones de la dualidad del mundo; Ángeles y Demonios librando una lucha encarnizada por el alma de los mortales. Una pelea sin sangre, ni llanto, todo lo contrario: una agonía de risas y carcajadas.

Valerse del viento en agosto y buscar una colina elevada para pasar tardes integras con nuestros voladores como único horizonte, ansiando tener alas y volar como ellos.

Los jalones de orejas de nuestras madres o abuelas por haber robado sus frijoles coloridos para jugar a los “chuis” con los compinches.

Las carreras de cochecitos sin motor, un reto a la imaginación de los ingenieros del mañana y los grandes corredores de autos verdaderos en el futuro.

El trompo, ese juguete básico y naturalmente sublime.

Jugar a las escondidas, saber aprovechar los rincones o espacios de cualquier lugar, y sentir ese nerviosismo en el estomago, esas ganas de orinar mientras esperas oculto, conteniendo la respiración.

Las pepas, que se encontraban en la arena para golpearse con violencia intentando demostrar la supremacía de su dueño; el atesorarlas. Un niño con gran cantidad de estas vidriosas esferas, era considerado como un acaudalado con suerte.

Robarles la acera a los grandes para pintar la mágica cruz de la rayuela. Decidir nuestro destino con la ayuda de una cáscara de naranja. Llegar al cielo o quedarnos en el infierno.

El juego de resistencia física más divertido: “el choro morro”, que ayudaba a curtir las espaldas de los que se ponían de base para los intrépidos saltamontes que cada vez llegaban más y más lejos.

“La tula” juego irracionalmente básico, que sin embargo podía mantenernos divertidos por mucho rato.

En fin, tantos otros que por el pasar de los años se me fueron quedando en los rincones empolvados de la memoria. ¿Y que fue de toda esta gama de juegos geniales?. Se fueron desvaneciendo, no por los años, para nada. La televisión jugó un papel importante, que si bien, en mi niñez ya existía, todavía era pequeña, y no el monstruo come-neuronas que es nuestros tiempos.

Claro que esta caja con pantalla de vidrio, no habría llegado hasta donde se encuentra hoy, si no hubiera sido por nosotros mismos y nuestra desidia. Esa flojera y egoísmo de padres preocupados en cosas más importes que la educación de los hijos. Es muy fácil delegar a terceros la enseñanza que deberíamos darles a los niños todos días. Y es que el dinosaurio gringo “Barney” está para eso no?. Obvio, él nunca duerme y tiene toda la paciencia y decisión de amarrar las mentes de los infantes tercermundistas a la pantalla del televisor, por un tiempo indefinido.

Otro aspecto que ayudó a barrer con la cultura del juego infantil colectivo, es el individualismo cada más arraigado en nosotros. Ese que hace que cada uno se encierre en una burbuja y evite el roce con las demás burbujas de su especie. La pérdida gradual de la oralidad al interior de nuestras sociedades es fruto de este aislamiento.

El hecho de hablar con la familia, contar experiencias y anécdotas, perdió toda importancia. Ya no nos interesa saber más acerca de nuestros abuelos, simplemente entender que vivieron, tuvieron hijos, por su culpa estamos aquí, y ahora ellos están más cercanos a la muerte que antes.

Los juguetes cada vez más sofisticados, están destinados a germinar la semilla del consumismo compulsivo en los niños de hoy. Ahora un juguete no puede llamarse tal, si es que no vuela, habla, se trasforma, emite sonidos fantásticos o dispara rayos láser. ¿Qué posibilidad tiene un pedazo de madera cónico con punta metálica, un trompo, al lado de una espada de luz jedi, igual a la de Obi Wan Kenobi?, tal vez ninguna, tal vez toda. Todo dependerá de nosotros, los adultos, de abrir un paréntesis en nuestras absorbentes actividades para volver por un momento a ser niños, -niños-maestros-, que enseñen la magia de los juegos que nunca deberían haber dejado de ser divertidos, actuales y educativos.

Cuando empecé a escribir estas líneas, nostalgia era lo que sentía. Ahora que termino ya no es sólo eso, sino también tristeza.

LOS OTROS FRÍOS

9:24 1 Comments


El frío forma parte de nuestras vidas, aunque ésta afirmación tenga su lado oscuro, ya que el frío está presente tanto en la vida, como en la muerte; la muerte física no sería tal sin el entumecimiento por la falta de circulación sanguínea y el consecuente frío, el frío mortal.

¿Será que existe solamente un tipo de frío, un frío común a todas las circunstancias y ocasiones? O es que en realidad habrá una variedad de fríos, como un abanico de sensaciones frígidas?. Pienso que sí, que a lo largo de nuestras existencias vamos experimentando una serie de fríos distintos.

No recuerdo la edad que tenía, creo que simplemente estaba dotado del conocimiento suficiente para saber que existía, sin embargo, éste saberme como algo viviente era confuso, lo único claro era la sensación de ocupar un breve espacio. No reconocía mi forma, tampoco mis detalles, hasta que tuve mi primer contacto con esa superficie plana, argenta e infinita. Un espejo. En esa imagen confluimos todos, yo y los que vendrían más delante; otros yo. Sentí mi primer frío.

En mi niñez conocí a un gato blanco y perfecto. Al principio jugamos, pero luego llegué a odiarlo, creo que por eso murió entre mis manos. Más tarde mi madre se enteraría, y en el momento en que empuñaba el cuero trenzado, mi espalda se estremecía con el sudor que la empapaba. Frío de miedo.

En la adolescencia quería estar con una chica, y sin saber cómo hablar con ella acerca de lo que sentía, le escribí una carta mal redactada y con letra pésima. Me quedé escondido detrás de un pilar, mientras un amigo le entregaba la misiva. Desde ahí pude ver el desdén con que desdoblaba el papel, y la forma resignada con que leía, su hastío al terminar y la saña con que despedazaba la carta. Frío amargo.

Durante los primeros acercamientos a la vida nocturna inundada de alcohol, me quedé dormido en la calle. La borrachera te abre las puertas de un teatro donde todo lo normal se trastoca en grotesco. Las horas transcurren, y con la luz del amanecer te das cuenta que estás casi desnudo y perdido. Hay frío de desamparo.

Otro será el frío del vacío, producto de la soledad aguda. O la angustia de una tarde de julio, cuando estás parado detrás de la ventana, contemplando el caer de las hojas sin poder hacer nada. Muy parecido al frío de la muerte de un pariente, cuando él ya no puede vestirse para su propio entierro y debes ayudarlo.


Estos y otros fríos acompañan espacios y tiempos que vivimos y que vamos a vivir. El frío último nos estará esperando al final del camino. Y si en esta oportunidad aborde el tema es simplemente porque la realidad demuestra que el frío es una tela grande que se ofrece a todos para cortarla, ya que ésta tela no abriga nada.

CHE, LÍDER DE MERCADO

13:05 2 Comments


Las generaciones nacidas después de los violentas décadas de los 60s y 70s, que apenas podían gatear al igual que la recién reestablecida democracia en el país, (generaciones entre las que me incluyo), no tuvimos la posibilidad de sentir en carne propia los efectos de las revoluciones, levantamientos armados, golpes militares y una serie de hechos que ensangrentaron las páginas de nuestra historia. Como consecuencia, con todo lo bueno y lo malo que conllevaron estos procesos, llegamos hasta el sitial donde actualmente nos encontramos.

Es justamente por desconocimiento y la necesidad de aferrarse a determinados símbolos, que en la crítica etapa de la adolescencia, a uno le parece que tener un póster del Che en su habitación, entre otros de bandas de heavy metal, resulta adecuado y subversivo. Una vez fijada la imagen en la pared, un adolescente siente cierta satisfacción, ya es todo un revolucionario, un gran contestatario, con el valor suficiente como para iniciar una revolución desde su cuarto. Y claro, de la vida y obra de Ernesto Guevara, no tiene la menor idea, pero eso no importa: Hoy en día la revolución se hace desde la iconografía.

Todo parece indicar que la imagen revolucionaria del Che, se ha venido desvirtuando por completo, definitivamente se ha convertido en un símbolo comercial que se vende muy bien. Recordemos lo que dijo el Che cuando fue detenido en Vallegrande: el sargento Bernardino Huanca, se alzó de la maleza y le apuntó con su fusil. Según Huanca, el Che le dijo: “No dispare. Soy el Che Guevara. Valgo más vivo que muerto”. Ahora podemos decir con ironía que el Che vale más muerto que vivo.

Sin duda la imagen que pudo captar en su momento cúspide al Che, es la tomada en 1960 por el fotógrafo cubano Alberto Korda. Se trata de la famosa foto: Che, El guerrillero heroico. Korda tomó la clásica foto del Che con su vieja cámara Leica. Se hallaba a unos siete metros de distancia del comandante en una opaca tarde invernal. Eso explica que la imagen no sea muy nítida. Ese día, Korda cubría como fotorreportero de la Revolución el duelo de las víctimas de un sabotaje perpetrado por la CIA. Entre la muchedumbre paneaba la tribuna con su cámara. De pronto, el Che avanzó hacia la primera fila, entonces Korda alcanzó a capturar la imagen en el momento preciso; seguidamente el Che volvía a perderse en el fondo de la tarima. Pero la imagen quedó en el negativo, la misma que siete años después, le regalara Korda al editor italiano Giangiacomo Feltrinelli, quien la difundiría en miles de pósters para sus librerías. La imagen se propaga rápidamente y Korda termina en la pobreza. Si él hubiera pedido derechos de autor por aquella foto, seguramente se habría hecho multimillonario.

Hay muchas razones que hicieron que esta imagen trascienda tanto hasta convertirse en uno de los íconos más reconocidos en todo el planeta: está la figura emblemática del Che como estandarte revolucionario, los contextos conflictivos de la época y tal vez, la razón más importante, el hecho de que haya sido asesinado antes de tiempo. Y es que la muerte, en ciertos casos, resulta ser el preludio a la inmortalidad.

Ahora bien, luego de la muerte del Che en Bolivia en 1967, y gracias a la difusión masiva de la fotografía por Feltrinelli, además de la posterior publicación del Diario del Che en Bolivia, poco a poco la efigie del revolucionario ha ido cobrando importancia en diferentes espacios y estamentos sociales, es así, que ya no es sólo la foto de Korda, sino la imagen toda del Che que se hace cada más popular.

Al margen de las organizaciones sociales que se han ido apropiando de la imagen del Che como símbolo y bandera en sus luchas, ha habido otros espacios más urbanos en los que el Che se hace vigente. Bandas como Rage Against the Machine, que con su ideología política radical izquierdista, se ha manifestado en numerosas ocasiones contra la política del gobierno de Estados Unidos, y como activista a favor de los movimientos Zapatistas en México, se ha identificado con la imagen del Che, promocionándola asociada a su canción Bombtrack (la huella de la bomba).

Pero desde hace mucho tiempo las fotos e imágenes del Che, han pasado de ser símbolo de las luchas sociales en los cinco continentes, a imágenes de “marca” de una amplia variedad de productos de consumo, generalmente asociados a posturas esnobistas.

En Internet existe un sitio que debería visitar el propio Ernesto, se llama: The Che Store (www.thechestore.com). Es una tienda virtual, que bajo el sugerente eslogan: “For all your revolutionary needs” (Para todas tus necesidades revolucionarias), vende productos relacionados con el Che. Es una página que tiene una variedad de artículos: encendedores, pósters, poleras, llaveros, cinturones, sudaderas, gorras, discos, libros, chamarras militares, morrales, insignias, sellos, postales, pantalones, mochilas, etc. etc. Es decir que se trata de una boutique que promociona y difunde con éxito la moda revolucionaria y que además maneja muy bien sus políticas comerciales de venta global, aceptando tarjetas Visa, American Express o Mastercard.

A estas alturas queda claro que la imagen del Che es tan popular que se la puede encontrar ya sea en el billete de 3 pesos cubanos o en un puesto de afiches y figuritas del mercado, entre fotos de Britney Spears y pósters del Club Bolívar.

Resulta fácil, sino barato colgar en la pared la foto del Che, ponerse una polera rojo y negro con el Che en el pecho o comprase el diario del Che como yapa del periódico de domingo. La tarea verdadera debería estar en leer e investigar la vida y obra de un hombre, un ser humano como cualquier otro, que siguió una ideología y que probablemente haya decidido morir por ella. Pero al empaparse de un personaje como el Che, habrá que hacerlo desde una perspectiva critica y madura, considerando tanto sus grandes aciertos, como sus grandes errores, porque, en su condición de ser humano (no divino), tuvo su lado negativo en contraposición a su lado positivo. Habría que hacer un análisis del proceso en la vida del Che; qué beneficios aportó a la humanidad y en qué otros aspectos no consiguió nada.

Y si tan revolucionarios nos consideramos, también tendríamos que reconocer que en nuestro territorio, figuras emblemáticas propias, no nos faltan: están Tupac Katari, Bartolina Sisa, Tomás Katari y otros tantos completamente desconocidos, que son los que generalmente mueren cuando la sangre se derrama en nuestros campos y ciudades. Pero claro, ésos, los otros, no venden bien y queda bastante claro que, a diferencia del Che, la muerte sólo los dejó en el olvido.

DICCIONARIO DE SEGUNDA MANO

13:58 3 Comments


Esta es una breve lista de acepciones que deberían figurar en cualquier diccionario; y que, sin embargo parecen haber obviado. No importan las razones, es por eso que me ofrezco a colaborar con algunas definiciones.

Coleccionista de estampillas. Persona con serios problemas de correspondencia. Prácticamente un dinosaurio en tiempos de e-mail.

Coleccionista de ropa interior. Adjetivo referido al individuo que atesora prendas íntimas como curriculum y/o trofeo de batallas libradas en campos de sábanas.

Coleccionista de piedras. Amante fiel de la madre tierra; a cuyo cargo quedaron los chiquillos, sus eternas y pequeñas criaturas.

Coleccionista de huesos. También llamado médico. Especialista en medicina forense, se la pasa intentando encontrar alguna pieza ósea que aún no haya sido descubierta por la ciencia.

Coleccionista de llaveros. Típico critico despistado. Tiene pánico a quedarse fuera de cualquier ambiente que tenga cuatro paredes y una puerta con cerradura.

Coleccionista de cajetillas de cigarros. Persona que al igual que un gran deportista con sus trofeos, se llena de satisfacción embelesándose con las miles de cajas consumidas.

Coleccionista de fotos. El tiempo su enemigo acérrimo. Se obsesiona con los instantes atrapados en papel kodak. Normalmente carece de memoria y necesita fotografiar cada instante importante de su vida; su existencia misma se compone de flashes e imágenes.

Coleccionista de botellas. Miembro activo del club de alcohólicos declarados. Su obsesión: que el hígado y todo el cuerpo resistan hasta poder haberse bebido todos los licores habidos y por haber.

Coleccionista de música. Instrumento fundamental: audífonos. Melómano con fuerte tendencia al ensimismamiento. Cree obstinadamente que la vida toda no le va alcanzar para poder escuchar toda la música existente.

Coleccionista de tarjetas telefónicas. Individuo absolutamente incomunicativo. Padece de alergia a los teléfonos públicos. Su objetivo es obtener todas las tarjetas del mundo y así evitar que las personas puedan comunicarse entre ellas.

Coleccionista de monedas. Persona que vive en la pobreza absoluta. Come muy poco, prefiere el brillo metálico al del sol. Piensa envejecer apilando sus atesoradas monedas.

Coleccionista de postales. Persona que jamás salió de su ciudad, pero que a pesar de ello, conoce los lugares más increíbles del mundo como Simbad el marino.

Coleccionista de libros. Obsesivo compulsivo, necesita que sus libros sumen y sigan hasta poblar todo su espacio circúndate. Su objetivo en el largo plazo es morir ahogado entre cada palabra, punto y coma.

Con este humilde aporte al enriquecimiento de nuestro repertorio verbal espero haber dejado satisfechos a los tantos como yo, aficionados a recolectar un sin fin de objetos, desde los simples hasta los más extravagantes.