SUCRE´S NIGHT

19:57


Es cierto que la vida nocturna de nuestra ciudad no genera un movimiento a gran escala, sin embargo, se puede apreciar que en los últimos años se han estado abriendo nuevos espacios dedicados al goce nocturno.

A grandes luces, la bohemia de Sucre parece reducirse a los cafés, discotecas y pubs que se encuentran en el centro de la ciudad. Pero si colocamos el movimiento nocturno bajo la lupa, nos percataremos de que en realidad hay un pequeño universo formado por varios círculos donde las noches capitalinas transcurren.

Hay que reconocer la existencia de dos escenarios opuestos donde la bohemia se reúne: uno, el oficial, constituido por todos los boliches que se encuentran principalmente en el centro; y otro, el under (por así llamarlo), que es el conglomerado de espacios que no forman parte de los circuitos de diversión establecidos. Son dos segmentos que se diferencian claramente por el tipo de mercado al que están dirigidos.

La vida nocturna oficial, está conformada por el colectivo de boliches que pagan impuestos, tienen licencia de funcionamiento, etc. es decir con todo en orden, o casi en orden.

La cara oficial de la movida nocturna de Sucre, está dada por la actividad que se desarrolla en la calle Nicolás Ortiz. En una sola cuadra encontramos más de cinco de cafés y pubs, que en cierta forma manejan el monopolio de la recreación nocturna en la ciudad. Tener un boliche en la Nicolás Ortiz, significa acceder a un segmento que se reconoce entre sí por estar dentro de un circulo social distintivo.

A medida que nos alejamos de la plaza, los boliches son más dispersos, las tarifas bajan, y por ende la gente que acude a estos lugares, difiere de las que concurren a la calle de los cafés. Estos otros boliches son variados, la mayoría pequeños y tratan de tener alguna característica que los diferencie.

Pero lo oficial es conocido, inclusive aburrido y por ello no vale la pena profundizar en el tema. En realidad, lo interesante está en la vida noctámbula que se genera en los diferentes rincones de nuestra urbe, que para la mayor parte de la gente resulta desconocida.

Entre lo oficial y lo under se puede situar a la calle. La calle como un espacio transitorio de bohemia. Transitorio por estar a disposición del publico sólo en determinados horarios. Abierto desde tardes horas del anochecer hasta que los primeros rayos del sol brillen en el horizonte.

La calle es un escenario generalmente aprovechado por la juventud estudiantil de Sucre, que, al no contar con las posibilidades económicas de costearse una farra en un local, o después de no haber llegado a satisfacer completamente sus deseos etílicos, considera a la calle como la mejor alternativa para beber un poco más. Asumiendo por consiguiente diferentes riesgos, como la posibilidad de ser cargado por una patrulla de policías, pelear con otros bebedores callejeros o simplemente embriagarse hasta quedar dormido en una puerta cualquiera, y despertar en el mañana casi desnudo.

Lo under se da en lugares medio camuflados tanto en el centro, como en los barrios periféricos de la ciudad. Se constituye en una realidad que la gente prefiere obviar, pasar de lado, disimular y hacerse a la desentendida. Sin embargo, no se puede negar que el alcohol forma parte de la dinámica social, sobre todo en los países latinoamericanos; y en Bolivia con mayor razón, cuando cualquier motivo es bueno para destapar una botella.

“La curva” es el nombre de un bar que se encuentra justamente en una curva. Este boliche como otros que se ubican en el barrio de Surapata, componen un escenario que nos muestra una cara diferente de la vida nocturna de la ciudad.

Pero hay más, bares como “El Veneno”, “El Averno” y “El Siete Machos”, entre otros, que con sus sugestivos nombres, nos dan un referente acerca de lo que nos pueden ofrecer, también forman parte importante de la otra bohemia. Muchos de estos bares recién inician sus actividades a las cuatro de la madrugada, otros, como “La Curva” están abiertos las 24 horas del día.

Escritores como Jaime Saenz y sobre todo Víctor Hugo Viscarra desnudaron a la ciudad de La Paz de noche, para mostrarnos la otra La Paz en su más cruda realidad.

Al parecer, no sólo los paceños tienen su bohemia under. Aquí, en la culta Charcas, también existen lugares en los que lo único que importa es chupar.

Para nosotros, la gente común, hacer una incursión en estos territorios puede resultar ser una especie de viaje turístico a lo violento y lo truculento. Mejor no llevar ningún equipaje. Lo único necesario será contar con una garganta de lata y un hígado de acero.

Beber en lugares así implica dejar a un lado la moral y todos los preceptos religiosos. Será mejor olvidar algunas cosas como el estatus o incluso la identidad. Es bueno cambiar el nombre propio por algún apodo o chapa que vaya con el ambiente, algo así como: “El Plaga”, “El Rufián”; tal vez “El Silencio”, de esta forma, uno se podrá desenvolver con mayor comodidad entre la variedad de personajes que habitan estos paraísos infernales.

Todos los bebedores conforman un solo conglomerado, donde lo que verdaderamente importa es beber hasta perder la conciencia y algunos incluso beberán hasta morir.

Podemos decir que ambos escenarios, el under y el oficial son mundos paralelos. Ambos se repelen, y se niegan. Son fruto de hechos sociales; son los lugares donde las personas buscan encontrarse con sus semejantes, para bien o para mal.

Este ha sido un pincelazo de los segmentos más importantes que conforman una noche típica en nuestra urbe. Es indudable que hay un mundo oscuro y complejo para seguir explorando. Está parcialmente escondido, mimetizado entre lo oficial y sus prácticas de moralidad y buenas costumbres.

Hay un lugar donde las personas que deciden entregar sus almas al Dios Baco, pueden ofrendarse noche tras noche. A ellos les pertenece el reino de la otra bohemia.


Así, en las noches de Sucre, noches de amor, brilla la luna con esplendor... y debajo?

1 comentarios:

Sakura dijo...

Recuerdo que la vez que fui a Sucre con algunos compañeros de universidad buscabamos los boliches donde pasar un buen rato, pero qué dificil fue sin un guia turístico bolichero... al final ya para la madrugada decidimos quedarnos en un lugar, no me preguntes donde, pero seguro fue en "la otra" bohemia... jejeje

Saludos