POR SALUD, UN PACTO

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Ahora que el polvo se asienta luego de la llegada del presidente Evo Morales a Sucre el pasado 6 de agosto, sería saludable iniciar un proceso de “sanación” y abrir la posibilidad de reconciliar a las partes después de dos años de ruptura y un clima de constante pugna entre la región y el Ejecutivo.
En primera instancia, habría que decir que los trágicos resultados del proceso constituyente para Sucre, deben quedar en la memoria de los ciudadanos y no permitir que la impunidad.
Pero también llamar a las cabezas de instituciones y actores políticos en general, a dejar de levantar el nombre de los caídos y heridos de La Calancha como bandera en cualquier momento y lugar. Lo propio con los tristes sucesos del 24 de mayo de 2008 en plaza 25 de Mayo. Así las cosas, lamentablemente hay heridas que seguro tratarán en cicatrizar, pero no queda otra alternativa que mirar hacia adelante y aprender de los errores cometidos.
Al margen de lo conflictivo que resultó la llegada de Evo Morales, quiero rescatar parte de su discurso cuando convocó a las primeras autoridades de la región a reencauzar las relaciones y trabajar de manera conjunta en pro de la región. Claro que uno puede sacar diferentes conjeturas, como que el tono conciliador del Primer Mandatario responde sólo a un interés electoralista; probablemente sí, pero más allá de eso, quiero creer que la respuesta sanguínea de las autoridades a tal convocatoria, sólo respondió a la forma cómo los movimientos afines al Gobierno irrumpieron en el desfile desorganizando lo que se programó a nivel local y el mismo hecho de que la llegada del presidente obligó a las autoridades a modificar su programa, estos y otros detalles evidentemente aumentaron las tensiones durante el 6 de agosto.
Ahora bien, le duela a quien le duela, Sucre, la Capital de la República, lamentablemente no es gravitante en la correlación de fuerzas a nivel nacional, ni siquiera en cuanto a potencial electoral comparada con otras regiones de Bolivia, por tanto, qué hay de malo en tomarle la palabra al Presidente y de una vez por todas reencaminar las relaciones y establecer mejores condiciones de desarrollo para nuestro terruño. No se trata de olvidar o perdonar, es sólo cuestión de ‘táctica’ -si vale el término-. Es por ello que los tomadores de decisiones deben pensar con la cabeza fría.
Sólo un ejemplo práctico: Los Juegos Bolivarianos se encuentran a la vuelta de la esquina, muchas infraestructuras todavía no se han concluido y si todo sale bien, Sucre podría estar lista en los plazos establecidos, pero qué pasará el día de la inauguración del evento internacional, será que nuevamente las primeras autoridades departamentales se pondrán a despotricar en sus lugares cuando el Presidente haga uso de la palabra, o peor aún, que los sucrenses nos quedemos con una apertura de Bolivarianos “sólo en familia”, sin la presencia de mandatarios de los países hermanos.
Yendo un poco más al fondo, recordemos que al margen de las tensiones políticas, durante las pasadas fiestas patrias Sucre recibió a miles de personas que dinamizaron la economía local. Es en este sentido que me pregunto si es que al taxista que hace más carreras en días como los que pasaron, o la señora del mercado que prepara más platos con la certeza de que se venderán todos, les afecta lo que dice una u otra autoridad, no lo creo. Es por eso que por lo menos en las instancias locales, más allá de los resentimientos y cualquier otro tipo de argumentos, se preocupen por la gente común y sus necesidades, así tal vez tendría sentido esa consigna desgastada que afirma que responden a los intereses de las mayorías. Negociar, negociar señores, que no vale la pena dejar que nos el tren nos deje una vez más…