HARDCORE NOBEL

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Como otros tantos Premios Nobel de literatura, (sobre todo los últimos) Elfriede Jelinek (Nobel 2004), se suma a la lista de escritores desconocidos y extraños para la mayoría. Sobre todo considerando el hecho de que la promoción y distribución de libros en nuestro medio no tiene mas alternativa que aprovechar alguna que otra feria itinerante, que no siempre llega a cubrir las expectativas de los lectores. En fin...

Volviendo a Jelinek, confieso que yo también formaba parte de la otra lista, la de los lectores que desconocen a esta escritora austriaca. Debo decir que me decidí a comprar este libro, no por el rótulo de Premio Nobel, sino mas bien por el sugerente titulo: “Deseo”.

Tal vez esperaba una lectura con tintes eróticos, nada muy provocador. Pensé esto basado en el prejuicio de que siendo una novela galardonada por la Academia, seguramente no se trataría de algo muy radical. Qué equivocado estaba.

Gerti es una mujer casada con el director de una fábrica de papel. El matrimonio tiene un pequeño hijo. Son la familia más acomodada de un pequeño pueblo ubicado en Europa central. Hasta aquí todo parece normal, sin embargo, a medida que se van leyendo las páginas, uno se percata del conflicto que se desarrolla en este hogar. El hombre es el prototipo de jefe de familia; sólo él puede trabajar, lo que le confiere un poder absoluto sobre las decisiones de la casa. Es un burgués que vive muy bien, pero está lleno de frustraciones y temores. Son estos sentimientos los que guían sus instintos y despiertan el animal que habita en él. Es un animal que tiene por víctima a su esposa y es el cuerpo de su mujer donde puede despabilarse a su antojo.

El niño está presente en casi todos los cuadros obscenos, el pequeño no entiende bien lo que ocurre, pero sabe que las imágenes que pasan una tras otra ante sus ojos, nos son normales. El pequeño no puede hacer nada, sus padres condicionaron su silencio y complacencia con regalos y otras gratificaciones.

A la larga, Gerti intentará escapar de este infierno de ultraje y dominación. Un joven amante parece ser la oportunidad para cambiar de vida. No obstante, todo resulta ser un espejismo. La cruda verdad la abofetea una y otra vez, ya que el drama que tiene lugar en las cuatro paredes de su hogar, no es más que una pequeña réplica de lo que se repite en otras relaciones afuera.

La novela considera el aspecto socioeconómico como un factor que influye en la caracterización de los personajes. En el caso del director, su buena situación económica, le brinda las condiciones adecuadas para poder satisfacer todos sus deseos. Él es un dictador, controlando el mundo que lo rodea. Mira a sus empleados como a gente inferior, gente que debe trabajar mucho y dormir poco: “Un día de diversión se lo toman los pobres y los ricos, pero por desgracia los pobres no se lo dan a los ricos”. De todas maneras, con algunas diferencias, el placer también está al alcance de los de abajo: “incluso a los más pobres se les concede el placer de las hembras pobres”.

“Deseo” lleva al límite la narrativa que aborda los temas sexuales. Es como una reconstrucción del hardcore típico de las películas XXX, adaptada al ámbito literario. Pero no se me malinterprete, no se trata de una simple descripción gráfica saturada de morbo y sexo duro sin sentido. Cada escena que se desarrolla en “Deseo” es fuerte no hay duda, pero es fruto de un contexto muy complejo que marca cada acción.

Jelinek apuesta por la ficción de la novela para desenmascarar los conflictos sexuales de una sociedad posmoderna. Una sociedad en la que el acto sexual no puede reducirse simplemente al coito, ya no basta. Hay un vacío que debe llenarse con perversiones y oscuros deseos.

“Deseo”, además implica un desafío para el lector, ya que no se trata de una escritura con un hilo conductor lineal. Es, en conjunto, una especie de álbum donde algunas fotos están bien enfocadas y otras no. Cada imagen revela diferentes aspectos de una trama sexualmente violenta. Fotografías que pueden pasar por radiografías. Todas ellas con una nota al pie, que mordazmente cuestiona nuestros paradigmas de moralidad, la aparente liberación sexual y los mecanismos de poder, basados en un machismo recalcitrante. “Todo debe ser eterno, y además poder ser repetido con frecuencia, dicen los hombres, y tiran de las riendas que un día su mamá sujeto con cariño”.

Sin duda la historia y el entorno han delineado el imaginario de mujeres y hombres: “Las mujeres, alimentadas con esperanzas, viven del recuerdo, los hombres, en cambio, del instante que les pertenece”.

Elfriede Jelinek reflexiona sobre el papel de la mujer en la sociedad, basándose en su desempeño sexual, la forma en que puede ayudar a hacer más habitable el mundo de los hombres y, además, el estigma de tener que parir con el objeto de preservar la especie... “El indómito sexo de la mujer parece como carente de un plan preciso, ¿y para qué se emplea? Para que el hombre pueda dedicarse a la naturaleza. Pero también para los hijos y nietecitos que de algún sitio quieren venir (...)”

“Deseo” no se constituye en un libro panfletario, que induce a las mujeres a tomar cartas en el asunto y promover una nueva revolución feminista. En todo caso, la letra de Jelinek, alza los velos que encubren la hipocresía tanto de hombres como de mujeres. Con palabras simples destapa la cacerola para que, pasados los vapores, nos percatemos de que la comida está completamente quemada. Entonces, implícitamente propone dos opciones: podemos comerla y aguantarnos el mal sabor o tirarla a la basura y cocinar todo de nuevo.

Todo parece indicar que los tabúes en materia de literatura se van quedando atrás y que, además, hay espacios oficiales que se están abriendo, poniendo atención a expresiones que de a poco están sacando a la luz nuestros percudidos trapitos. Cambiar y corregir es la tarea que nos espera, mientras tanto, algunos escritores como Elfriede Jelinek relatarán que:

(...) Este hombre se ha vaciado dentro de la mujer, (...). Encorvado en posición reglamentaria de salto, el director sale de la mujer, dejando sus derechos. Porque pronto la trampa de las labores domésticas volverá a atraparla, y la devolverá allá de donde vino. Falta mucho para que se ponga el sol. El hombre se ha vertido jovialmente, y mientras el fango sale de su boca y de sus genitales, va a limpiarse los restos del pastel gozado.

1 comentarios:

Alejandro González Romero dijo...

Muy buena reseña de libro compadre, como siempre muy ubicado.
a ver si revisas el link a mi página, parece estar mal escrito. Un saludo.