CHE, LÍDER DE MERCADO

13:05


Las generaciones nacidas después de los violentas décadas de los 60s y 70s, que apenas podían gatear al igual que la recién reestablecida democracia en el país, (generaciones entre las que me incluyo), no tuvimos la posibilidad de sentir en carne propia los efectos de las revoluciones, levantamientos armados, golpes militares y una serie de hechos que ensangrentaron las páginas de nuestra historia. Como consecuencia, con todo lo bueno y lo malo que conllevaron estos procesos, llegamos hasta el sitial donde actualmente nos encontramos.

Es justamente por desconocimiento y la necesidad de aferrarse a determinados símbolos, que en la crítica etapa de la adolescencia, a uno le parece que tener un póster del Che en su habitación, entre otros de bandas de heavy metal, resulta adecuado y subversivo. Una vez fijada la imagen en la pared, un adolescente siente cierta satisfacción, ya es todo un revolucionario, un gran contestatario, con el valor suficiente como para iniciar una revolución desde su cuarto. Y claro, de la vida y obra de Ernesto Guevara, no tiene la menor idea, pero eso no importa: Hoy en día la revolución se hace desde la iconografía.

Todo parece indicar que la imagen revolucionaria del Che, se ha venido desvirtuando por completo, definitivamente se ha convertido en un símbolo comercial que se vende muy bien. Recordemos lo que dijo el Che cuando fue detenido en Vallegrande: el sargento Bernardino Huanca, se alzó de la maleza y le apuntó con su fusil. Según Huanca, el Che le dijo: “No dispare. Soy el Che Guevara. Valgo más vivo que muerto”. Ahora podemos decir con ironía que el Che vale más muerto que vivo.

Sin duda la imagen que pudo captar en su momento cúspide al Che, es la tomada en 1960 por el fotógrafo cubano Alberto Korda. Se trata de la famosa foto: Che, El guerrillero heroico. Korda tomó la clásica foto del Che con su vieja cámara Leica. Se hallaba a unos siete metros de distancia del comandante en una opaca tarde invernal. Eso explica que la imagen no sea muy nítida. Ese día, Korda cubría como fotorreportero de la Revolución el duelo de las víctimas de un sabotaje perpetrado por la CIA. Entre la muchedumbre paneaba la tribuna con su cámara. De pronto, el Che avanzó hacia la primera fila, entonces Korda alcanzó a capturar la imagen en el momento preciso; seguidamente el Che volvía a perderse en el fondo de la tarima. Pero la imagen quedó en el negativo, la misma que siete años después, le regalara Korda al editor italiano Giangiacomo Feltrinelli, quien la difundiría en miles de pósters para sus librerías. La imagen se propaga rápidamente y Korda termina en la pobreza. Si él hubiera pedido derechos de autor por aquella foto, seguramente se habría hecho multimillonario.

Hay muchas razones que hicieron que esta imagen trascienda tanto hasta convertirse en uno de los íconos más reconocidos en todo el planeta: está la figura emblemática del Che como estandarte revolucionario, los contextos conflictivos de la época y tal vez, la razón más importante, el hecho de que haya sido asesinado antes de tiempo. Y es que la muerte, en ciertos casos, resulta ser el preludio a la inmortalidad.

Ahora bien, luego de la muerte del Che en Bolivia en 1967, y gracias a la difusión masiva de la fotografía por Feltrinelli, además de la posterior publicación del Diario del Che en Bolivia, poco a poco la efigie del revolucionario ha ido cobrando importancia en diferentes espacios y estamentos sociales, es así, que ya no es sólo la foto de Korda, sino la imagen toda del Che que se hace cada más popular.

Al margen de las organizaciones sociales que se han ido apropiando de la imagen del Che como símbolo y bandera en sus luchas, ha habido otros espacios más urbanos en los que el Che se hace vigente. Bandas como Rage Against the Machine, que con su ideología política radical izquierdista, se ha manifestado en numerosas ocasiones contra la política del gobierno de Estados Unidos, y como activista a favor de los movimientos Zapatistas en México, se ha identificado con la imagen del Che, promocionándola asociada a su canción Bombtrack (la huella de la bomba).

Pero desde hace mucho tiempo las fotos e imágenes del Che, han pasado de ser símbolo de las luchas sociales en los cinco continentes, a imágenes de “marca” de una amplia variedad de productos de consumo, generalmente asociados a posturas esnobistas.

En Internet existe un sitio que debería visitar el propio Ernesto, se llama: The Che Store (www.thechestore.com). Es una tienda virtual, que bajo el sugerente eslogan: “For all your revolutionary needs” (Para todas tus necesidades revolucionarias), vende productos relacionados con el Che. Es una página que tiene una variedad de artículos: encendedores, pósters, poleras, llaveros, cinturones, sudaderas, gorras, discos, libros, chamarras militares, morrales, insignias, sellos, postales, pantalones, mochilas, etc. etc. Es decir que se trata de una boutique que promociona y difunde con éxito la moda revolucionaria y que además maneja muy bien sus políticas comerciales de venta global, aceptando tarjetas Visa, American Express o Mastercard.

A estas alturas queda claro que la imagen del Che es tan popular que se la puede encontrar ya sea en el billete de 3 pesos cubanos o en un puesto de afiches y figuritas del mercado, entre fotos de Britney Spears y pósters del Club Bolívar.

Resulta fácil, sino barato colgar en la pared la foto del Che, ponerse una polera rojo y negro con el Che en el pecho o comprase el diario del Che como yapa del periódico de domingo. La tarea verdadera debería estar en leer e investigar la vida y obra de un hombre, un ser humano como cualquier otro, que siguió una ideología y que probablemente haya decidido morir por ella. Pero al empaparse de un personaje como el Che, habrá que hacerlo desde una perspectiva critica y madura, considerando tanto sus grandes aciertos, como sus grandes errores, porque, en su condición de ser humano (no divino), tuvo su lado negativo en contraposición a su lado positivo. Habría que hacer un análisis del proceso en la vida del Che; qué beneficios aportó a la humanidad y en qué otros aspectos no consiguió nada.

Y si tan revolucionarios nos consideramos, también tendríamos que reconocer que en nuestro territorio, figuras emblemáticas propias, no nos faltan: están Tupac Katari, Bartolina Sisa, Tomás Katari y otros tantos completamente desconocidos, que son los que generalmente mueren cuando la sangre se derrama en nuestros campos y ciudades. Pero claro, ésos, los otros, no venden bien y queda bastante claro que, a diferencia del Che, la muerte sólo los dejó en el olvido.

2 comentarios:

MaríaEscándalo dijo...

Hola!!!

Te comento que en Santa Cruz se esta organizando el "1er Encuentro Blogiviano 2007 de lo Virtual a lo Real", se realizará el 1 de Septiembre y sería interesante tu participación, hay 4 mesas.

1. Blogs políticos
2. Blogs literarios
3. Blogs Personales
4. Blogs de Periodismo.
Sería genial si estas interesada o pasas el dato a tus amigos blogueros de Sucre, un beso.

Lilyth dijo...

Siempre he creido que somos parte de la generación sanduich, lo único que nos diferencia de otras es que en la nuestra se comercializaron los celulares. Y es la falta de identidad que nos hace aferrarnos a cualquier ícono existente sin preguntarnos si realmente somos consecuentes entre lo que somos y el ícono que elegimos para que nos represente. No se, ya se me corrio la teja ;)